lunes, 6 de noviembre de 2017

TRABAJO DIGNO



Karl Marx afirmó que “el trabajo dignifica al hombre” Desde nuestra posición, antagónica en la mayoría de los casos con el autor, no podemos sino poner en valor dicha afirmación y desde la misma tratar de reflexionar sobre el trabajo en nuestros días.

Todo ser humano que se quiera sentir realizado debe trabajar. Cuando hablamos de trabajar nos referimos a la actividad ya sea manual y/o intelectual de crear o producir algo en el que es necesario un esfuerzo físico, mental o la combinación de ambos. La persona ociosa, forzada a ello o no, especialmente durante sus años más productivos si no crea lo más probable es que se vea abocada a la desesperación. Toda persona posee una chispa creadora y una iniciativa natural por mejorar o por hacer cosas. Cuando esa chispa no es atendida debidamente conduce al sujeto a la frustración. Sin embargo, cuando a un hombre se le da la oportunidad de crear y desarrollar sus capacidades, este se crece y será capaz de sobreponerse a las adversidades y dar lo mejor de si mismo.

En nuestros días, el sistema liberal en el que vivimos, especialmente en nuestras tierras, es particularmente sangrante. Por un lado tenemos a un sector de la población que quiere trabajar y no encuentra trabajo y por otro están los que trabajan pero lejos de las condiciones justas a su formación o experiencia. Si juntamos ambos sectores podremos comprobar que se trata de una gran mayoría de la población. Los primeros al carecer de trabajo difícilmente podrán sentirse realizados y los segundos a pesar de tenerlo tampoco ya que se sentirán utilizados e infravalorados.

Esta situación genera un caldo de cultivo de impotencia que con las debidas dosis de limosna empuja a una apatía general y una tendencia al egoísmo. Es decir unos y otros reciben, ya sea por parte del estado (vía directa o indirecta) o de las empresas, una limosna para que se mantengan a flote con más o menos dificultades pero ninguno de los dos podrá sentirse realizado. A pesar de ese sentimiento poca gente se atreve a alzar la voz, los unos porque esa limosna estatal les va hundiendo poco a poco en un pozo del cual es cada vez más difícil salir y los otros porque se ven prescindibles (debido a la enorme falta de puestos de trabajo) y necesitan de esa limosna empresarial para poder vivir.

Dada esta triste situación es hora de que busquemos poner en valor la afirmación del filósofo alemán. En el mundo del trabajo se está retrocediendo a décadas propias del siglo XIX y a menos que no se haga algo para detenerlo nuestra sociedad irá reculando cada vez más. Actualmente y bajo el paraguas de la crisis muchas empresas mantienen en una situación intolerable a sus trabajadores. Muchos trabajadores son invitados a realizar horas extra no remuneradas porque el trabajo tiene que salir. Hay empresas que se aprovechan de contratos en prácticas que van renovando hasta el límite legal para después deshacerse del trabajador y coger a otro recién graduado y empezar de nuevo. Otras preguntan en sus entrevistas si tienen pensado formar una familia o si tienen hijos. Muchas empresas piden unos requisitos que están muy lejos del salario que ofrecen. Podríamos seguir, y puede que lo hagamos en algún momento, enumerando todos los abusos y tretas que las empresas utilizan en su favor a costa del trabajador pero como mínima muestra es suficiente.

Los trabajadores que se encuentran en estas situaciones aun sabiendo lo injusto de las mismas optan por acceder y con resignación admiten que no les queda otra opción si no quieren perder su trabajo y la limosna que perciben por el mismo. Dada la situación se comprende y más si actuamos como individuos en vez de cómo grupo. ¿Dónde queda la dignidad de la persona cuando se trabaja por tan solo un plato de lentejas?



Si queremos revertir la situación y que todos podamos aspirar a tener un trabajo en condiciones justas y que este nos dignifique es necesario que empecemos a organizarnos. Desde carlistas matritenses pensamos que hay que sobreponerse al egoísmo e individualismo al que nos empuja el actual sistema y unamos fuerzas. Si uno piensa que como una situación, la que sea, no le afecta y no debe involucrarse está muy confundido porque actualmente no hay nada ni nadie que pueda asegurarle que no le pueda ocurrir lo mismo a él en un futuro.

Cuando la gente se organiza es mucho más fácil conseguir las cosas. Cuatro brazos tiran más que dos. Cuando hablamos de organización nos referimos a una organización libre y que busque el bien común. Que no dependa de factores externos como los sindicatos mayoritarios, los cuales, dejaron de representar a los trabajadores cuando aceptaron dinero público. En ese momento dejaron de ser libres para ser esclavos y ser representantes de ellos mismos, nada más.

Las alarmas llevan tiempos encendidas, nos hablan de recortes en derechos laborales para ser más competitivos, de asianizar el mercado laboral o incluso de rentas universales. Mientras tanto,  los que trabajan ven que su mísero sueldo no les permite ahorrar y debido a la alta temporalidad es imposible hacer planes a medio-largo plazo. Despertemos, todavía queda tiempo, somos una nación con gran inventiva y capacidad para sobreponerse a los problemas.


Luchemos por un trabajo digno, que nos dignifique y en el cual se nos valore de forma justa por la labor realizada, la que sea. Solo así  podremos afirmar de nuevo que el trabajo dignifica al hombre y solo así podremos ser libres y dueños verdaderos de nuestro futuro. 

miércoles, 25 de octubre de 2017

DEMOCRACIA



El uso de las palabras no es ni gratuito ni inocente, especialmente en nuestros días. Todo lo que vemos, leemos y oímos está absolutamente medido y estudiado. Desde Carlistas Matritenses queremos hacer una breve reflexión de la palabra democracia.

La clase política española  la tiene como una de sus palabras tótem. Esta palabra sirve para todo, ya sea para bombardear un lejano país como para realizar recortes en economía. Lo interesante del asunto, dado el uso y abuso de la palabra, es que gran parte de la ciudadanía ha acabado asumiendo que toda ecuación que contenga dicha palabra tiene que ser buena per se. No solo eso, todavía más, si uno no está de acuerdo con esa ecuación le es prácticamente imposible poner en cuestión la misma. Al contener democracia el mero intento de rebatir la ecuación sitúa al crítico o en enemigo de la democracia o el razonamiento expuesto será ignorado.

Los carlistas matritenses pensamos que es hora que nos empecemos a preguntar por lo que realmente significa democracia. Hacerlo sin miedo a ser señalados por el hecho de hacerse preguntas y buscar respuestas. Actualmente hay una tendencia que empuja a creer que votar es sinónimo de de democracia. Sin embargo, muy poca gente se pregunta por la representación. ¿Quién me representa? ¿Hay alguien con nombre y apellidos que responda por lo que pasa en mi barrio o en mi ciudad? ¿Tengo la sensación de que es la nación la que controla al poder político o es justamente al revés? ¿Hay división de poderes? ¿Somos todos los ciudadanos iguales ante la ley? Se podrían plantear infinidad de preguntas pero si empezamos por buscar respuesta a estas muy pronto nos daremos cuenta que en España no tenemos democracia.

La falta de democracia es algo grave, muy grave pero no es lo peor. Lo peor es que el pueblo soberano vive engañado con una mentira pergeñada por la clase política en la que ni un solo partido político abre la boca para denunciarla. Eso sí, se les llena la boca hablando de democracia. Esa palabra santa que todos dicen defender y que nadie se atreve a explicar lo que realmente es.   El motivo es sencillo, todos buscan sencillamente su espacio de poder, mantenerse en el mismo y llenarse los bolsillos. Por eso ninguno de ellos va a denunciarlo, sería su final.

Como ya se ha dicho anteriormente, es nuestra responsabilidad que esto cambie. Aunque suene duro, la culpa de que esta situación continúe es nuestra. Somos colaboradores necesarios. Denunciemos y contemos a nuestros amigos, familia y compañeros la realidad. Invitemos a todo el mundo a que piense y se haga las mismas preguntas. Esto no se trata de partidos políticos ni de un lado u otro. Son los mínimos para que la sociedad civil empiece a despertar y darse cuenta del engaño. 

lunes, 16 de octubre de 2017

LA NACIÓN SE QUEDA SOLA, UNA VEZ MÁS



La nación española está en peligro. Como ya se dijo en la anterior entrada, el Estado está dando sus últimas bocanadas. Agoniza ante un sistema que él mismo ha creado y que hace aguas por todos los lados. Estos días se habla de la unidad de España, de la Constitución y de la reforma de la misma. Sin embargo nadie ha explicado, por el momento, los motivos de esa reforma. ¿Qué necesidad hay? ¿La nación lo demanda? ¿Esa reforma solucionará nuestros problemas? ¿Garantizará la igualdad de sus ciudadanos? Lo único que van hacer es comprar tiempo no pueden ni saben hacer otra cosa. Eso sí, esa compra de tiempo no sale gratis. Ese tiempo es solo para poder mantenerse en sus poltronas y en el statu quo que les sigue beneficiando, da igual el coste social o económico.

El pueblo de las Españas, una vez más, se ha quedado solo, sin nadie que lo defienda. Una vez más ha tenido que salir a las calles y hacer visible, como siempre, la enorme distancia entre el gobierno y los ciudadanos. Pero como siempre, los partidos políticos se han movido rápido para controlar esas espontáneas concentraciones y encauzarlas para su beneficio.

Desde Carlistas matritenses mantenemos que las concentraciones y movilizaciones deben continuar. En ellas se debe evitar toda presencia de los partidos políticos, sea el que sea. No solo tienen que realizarse demandas por la unidad. Ni mucho menos. Debe ser, eso sí, el elemento aglutinador y punto de partida. Siendo así, hay que manifestarse contra el gobierno y todos los partidos presentes en el congreso de los diputados y senado. Debemos pedir responsabilidades a todos ellos, por dejación de funciones y por traición a la nación española que es a la que se deben.

Sólo la sociedad civil que busque el cambio deseado por todos pero no el poder político será en la que debamos confiar. El resto, aunque se disfracen de ella no lo son. Es nuestra responsabilidad estar atentos y no dejarnos llevar por cantos de sirena que nos confundan, dividan y nos hagan naufragar.

Sigamos con las reivindicaciones, que no se queden en la unidad. Nuestras tierras y gentes siguen sufriendo los azotes de la corrupción y la crisis, el trabajo escaso y cada vez más precario, impuestos abusivos y peores servicios, desintegración del tejido social y ausencia de democracia. Estas manifestaciones deben unirnos para la búsqueda de una verdadera democracia y para trabajar por un país unido y mejor.

lunes, 2 de octubre de 2017



UNA GRAN OPORTUNIDAD



La barahúnda de información con la que nos están saturando, especialmente estos días, no es más que humo y ruido, un humo y un ruido que nos impide ver lo que subyace de fondo. El régimen del 78 está literalmente descomponiéndose. En esa descomposición, y como en un último intento por sobrevivir, no hace sino huir hacia delante. En esa huida va arrasando todo lo que encuentra a su paso incluida la propia nación.

Es tal el grado de corrupción moral del sistema que da la sensación de que no hay ley, que nada importa. Desde carlistas matritenses pensamos todo lo contrario. Es ahora cuando la sociedad civil debe tomar las riendas del gobierno de la nación. Cuando hablamos de la sociedad civil nos referimos a todos esos ciudadanos que no están dentro de las estructuras gubernamentales ni que dependen de ellas y sus subvenciones. Necesitamos un movimiento civil que no sea fagocitado por ningún partido político ni caiga en manos de cualquier movimiento que anteponga sus objetivos al bien común.

Ningún partido político, ni ninguno de sus tentáculos pueden solucionar los problemas por los que atraviesa España por mucho que ofrezcan respuestas a lo que está ocurriendo. Esas respuestas no son sino soluciones para su propio beneficio y supervivencia, nada más.

Debemos demandar una verdadera democracia donde la división e independencia de los poderes sea real y donde se construya desde abajo hacia arriba. No debemos olvidar que como nación política somos sus ciudadanos los que tenemos la soberanía y debemos ejercerla.

Es hora de que esa sociedad civil que ha permanecido silenciada y en muchas ocasiones maniatada reaccione, se levante contra un régimen que ya no representa a nadie y pida cuentas tanto a los partidos como a las oligarquías que nos han llevado a esta lamentable situación tanto a nivel político como económico.

Unámonos pues y dejemos de lado las diferencias, busquemos el bien común y el buen gobierno. De los enfrentamientos y polarizaciones solo se benefician ellos y a nosotros nos dividen, nos debilitan cada vez un poco más. Intentemos mirar más allá. Nos hacen creer lo contrario pero está en nuestras manos y es nuestra responsabilidad.



miércoles, 27 de septiembre de 2017


PRESENTACIÓN



Este blog nace como una necesidad. Una necesidad de reflexión y de encuentro para todos los que tengan iniciativa e ilusión por cambiar las cosas desde una perspectiva distinta. La solución a nuestros problemas no viene sola, surge de la reflexión y de la acción. Todo aquel que prometa soluciones fáciles y carentes de esfuerzo miente. La solución está en nosotros.

Es por ello que este blog nace, desde la humildad, inspirado en esos círculos carlistas que abundaron por todas las tierras de España. Esos círculos eran un lugar de encuentro donde la gente se juntaba, discutía, reflexionaba y actuaba siempre con el bien común en el horizonte. El liberalismo nos empuja hacia un individualismo cada vez mayor. Esa es su mayor victoria, un individualismo que hace que cada vez seamos más débiles. Es urgente recomponer ese tejido social cuya destrucción se ha acelerado durante las últimas décadas.

Como carlistas madrileños no nos identificamos con ninguna sigla ni partido. Reflexionamos y actuamos en clave carlista pero sin adscribirnos a ningún grupo que nos encorsete. Conviene añadir que nuestros valores distan mucho de la política que padecen nuestras tierras. Esa política y sus representantes han carcomido un sistema que ya nació corrompido y que devora todo a su paso. Como pueblo debemos hacerle frente con la razón, el trabajo y la honradez; de otra manera ese sistema nos terminará engullendo. Tanto derechas e izquierdas son parte del problema, cada uno a su manera echan, siempre que pueden, una palada de arena que nos hunde un poco más. Por eso, es esencial que nos libremos de ese pesado yugo.

Periódicamente publicaremos entradas que puedan mover a la reflexión y que puedan servir como punto de partida a iniciativas y acciones. Estas deberán estar encaminadas a un “nuevo” modelo que no es otro que el de nuestros abuelos, la búsqueda del bien común.