lunes, 16 de octubre de 2017

LA NACIÓN SE QUEDA SOLA, UNA VEZ MÁS



La nación española está en peligro. Como ya se dijo en la anterior entrada, el Estado está dando sus últimas bocanadas. Agoniza ante un sistema que él mismo ha creado y que hace aguas por todos los lados. Estos días se habla de la unidad de España, de la Constitución y de la reforma de la misma. Sin embargo nadie ha explicado, por el momento, los motivos de esa reforma. ¿Qué necesidad hay? ¿La nación lo demanda? ¿Esa reforma solucionará nuestros problemas? ¿Garantizará la igualdad de sus ciudadanos? Lo único que van hacer es comprar tiempo no pueden ni saben hacer otra cosa. Eso sí, esa compra de tiempo no sale gratis. Ese tiempo es solo para poder mantenerse en sus poltronas y en el statu quo que les sigue beneficiando, da igual el coste social o económico.

El pueblo de las Españas, una vez más, se ha quedado solo, sin nadie que lo defienda. Una vez más ha tenido que salir a las calles y hacer visible, como siempre, la enorme distancia entre el gobierno y los ciudadanos. Pero como siempre, los partidos políticos se han movido rápido para controlar esas espontáneas concentraciones y encauzarlas para su beneficio.

Desde Carlistas matritenses mantenemos que las concentraciones y movilizaciones deben continuar. En ellas se debe evitar toda presencia de los partidos políticos, sea el que sea. No solo tienen que realizarse demandas por la unidad. Ni mucho menos. Debe ser, eso sí, el elemento aglutinador y punto de partida. Siendo así, hay que manifestarse contra el gobierno y todos los partidos presentes en el congreso de los diputados y senado. Debemos pedir responsabilidades a todos ellos, por dejación de funciones y por traición a la nación española que es a la que se deben.

Sólo la sociedad civil que busque el cambio deseado por todos pero no el poder político será en la que debamos confiar. El resto, aunque se disfracen de ella no lo son. Es nuestra responsabilidad estar atentos y no dejarnos llevar por cantos de sirena que nos confundan, dividan y nos hagan naufragar.

Sigamos con las reivindicaciones, que no se queden en la unidad. Nuestras tierras y gentes siguen sufriendo los azotes de la corrupción y la crisis, el trabajo escaso y cada vez más precario, impuestos abusivos y peores servicios, desintegración del tejido social y ausencia de democracia. Estas manifestaciones deben unirnos para la búsqueda de una verdadera democracia y para trabajar por un país unido y mejor.

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